jueves, 7 de abril de 2011

El Taller de San Cristobal en Odiel Información de Huelva


Un recuerdo para la calle San Cristóbal, el ateneo de la capital onubense
06/04/2011   Nuria G. Arrayás




Ayer tuvo lugar una mesa redonda donde se rindió homenaje al taller que creó el pintor Pedro Gómez junto al escultor León Ortega
En ocasiones, algunas voces critican la escasa programación cultural que existe en la provincia. Con razón o sin ella, lo que sí es cierto es que durante muchos años, la calle San Cristóbal de la capital contó con un auténtico ateneo de las artes en Huelva gracias al taller que puso en marcha el pintor Pedro Gómez junto al escultor Antonio León Ortega.
Ayer, en la sala de exposiciones del Hotel París, se quiso “recuperar una parte importante de la cultura de Huelva y de la que se habla poco: el taller de la calle San Cristóbal” contando con la presencia de “los protagonistas que vivieron esa etapa personalmente”, comentó el moderador de esta mesa redonda, Rafael José Terán.
Así, en este encuentro estuvo presente el hijo del escultor León Ortega, Antonio León Ferrero, quien recordó que “en mi casa, la demolición de San Cristóbal fue un drama”. “Tanto para Antonio como para mi abuelo, a partir de ese momento se le acabó la vida”, explicó Francisco Pérez Gómez, nieto de Pedro Gómez, de hecho, el pintor murió poco después de que derribaran el taller, en el año 61.
“Tengo grabado perfectamente en mi memoria cómo mi abuelo iba contemplando desde la ventana de su casa -que se encontraba justamente frente al taller- cómo los obreros iban derribando el estudio”, recordaba ayer el nieto de Pedro Gómez. Y es que aquel centro no sólo era un punto de encuentro para los artistas, sino también para todos los intelectuales onubenses y de todos los que pasaban por la provincia. Además, los periódicos eran lectura obligada diaria “buscando el posible mensaje subliminal que venía detrás”, recordó José María Franco, que también participó en la mesa redonda.
Lugar de intelectuales
Todos los presentes en esta mesa redonda recordaron las continuas tertulias que tenían lugar en el taller mientras se trabajaba. Como afirmó Franco, “soy hombre de tertulia por lo que aprendí allí, donde había tertulias abiertas y llenas de arte”. Un recuerdo con el que todos estuvieron de acuerdo, como explica el nieto de Pedro Gómez “había un respeto exquisito a todas las opiniones de todo aquel que entraba”.
“Allí los maestros trabajaban siempre charlando, las tertulias eran algo habitual”, afirmó Juan Manuel Seisdedos, que se incorporó al taller cuando tenía 15 años pues “en aquel momento no había otro sitio en Huelva donde poder aprender”.